Entró en el estudio de su paisano Katsukawa Shunsho a los quince años, tomando contacto con la novedosa técnica de la xilografía. Entre 1796 y 1802 produjo un gran número de ilustraciones para libros y estampados en color, hasta un número de 30.000, consiguiendo su inspiración en las leyendas, tradiciones y vidas del pueblo japonés.
Las estampaciones más típicas fueron realizadas entre 1830-40. Las líneas libres y curvadas que caracterizan su estilo fueron transformándose gradualmente en una serie de espirales que confieren una gran libertad y gracia a su trabajo.
En sus últimas obras emplea largas y quebradas pinceladas y un método de coloreado que da un tono más sombrío a su producción. Entre sus obras más conocidas se encuentran trece volúmenes de bocetos llamados "Hokusai manga" y una serie de grabados conocidos como las "Treintaseis vistas del monte Fuji".
Hokusai es más admirado en occidente que en Japón. Algunas de sus obras serán importadas a París a mediados del siglo XIX, siendo coleccionadas con entusiasmo por los impresionistas como Monet, Degas y Toulouse-Lautrec, influyéndoles profundamente.